Descubriendo y reinventando espacios
El Hogar, dónde nos encontramos y hacia dónde vamos en la arquitectura doméstica.
A causa del periodo de confinamiento obligatorio de toda la sociedad por la actual pandemia del COVID-19, nos hemos vistos obligados a permanecer en el interior de nuestras casas. Familias enteras, con su diversidad de pensamientos y necesidades se ven confinadas 24 hrs al día bajo un mismo techo, compartiendo y tomando conciencia del valor de lo doméstico. Nunca en nuestra era como sociedad hemos tenido que estar y depender de un mismo espacio y que este tenga que dar respuesta a todas las necesidades y usos que le solicitan. Una readaptación y cambio del hogar hacia un espacio público doméstico. Hemos visto el valor y el apoyo social que existe, pudimos conocer al vecino de enfrente, a los del patio y a los del otro lado de la calle. Aplaudimos junto con ellos a las 19.00 y ponemos música o cantamos. Proyectan películas contra la fachada de enfrente como si fueran cines de verano. Compartimos y descubrimos nuestra sociedad más cercana.


Compartimos a través de las redes, difundimos nuestras ideas, propuestas, necesidades y las compartimos para movilizarnos a un bien común.
Ya dentro del hogar en este periodo de tiempo en el que llevamos confinados han surgido innumerables acciones, actos, propuestas, interacciones, etc. dentro de la misma familia. Se ha vuelto a las cocinas, a compartir la mesa, a compartir la tv y el tiempo de ejercitarnos físicamente, espacio para un ratito de soledad, de lectura, de música, de compartir con los amigos y celebrar a la distancia mediante video llamadas. Todo esto dentro de los espacios que ya existían y a los que nunca se les había visto esa posibilidad de cambio y adaptación.
Hemos podido darnos cuenta de las condiciones de confort de nuestros hogares en cuanto a la iluminación, a la acústica y a la térmica. El valor del balcón, de la terraza, de la azotea, del sol cuando entra por la ventana. El valor de tener una casa climáticamente eficiente de bajo consumo y con capacidad de tener espacios polivalentes.
Hemos REINVENTADO Y REDESCUBIERTO nuestro hogar, buscando espacios versátiles y que acojan a lo largo del día las diferentes actividades familiares dentro de unos horarios. En ese momento somos conscientes de los espacios que hubiéramos necesitado, habitaciones de bajo uso y que demandas de esa superficie o que tendría que cambiar dentro de la casa, almacenes que solo acumulan o cápsulas del tiempo que guardaban una bicicleta estática o el puzle que se me quedó siempre sin hacer.
La función de la arquitectura es crear un espacio que tenga las condiciones necesarias y que pueda adaptarse a las necesidades del individuo a lo largo del tiempo. Tiene que dar respuesta a un espacio de calidad en cuanto a confort térmico-acústico, lumínico, accesible a nuevas tecnologías, flexible en sus espacios, adaptándose a la evolución de las necesidades de la sociedad y sus moradores. Un espacio flexible, estético y de calidad ambiental que dé confort de salubridad y condiciones ambientales ideales para una buena salud física y mental. A priori los usos pueden ser planteados por el proyectista junto con el usuario, pero sobrepasan la capacidad de previsión debido a la sociedad cambiante en la que nos encontramos, donde la velocidad, el cambio y la evolución impide prever las necesidades del futuro o la anticipación a hechos como los ocurridos.

Cumpliendo las bases de la habitabilidad han de desarrollarse esos espacios que den cabida y respuesta al momento actual y un futuro desconocido, creando espacios de calidad, funcionales y apropiados para cada diferente escenario.
En nuestras ciudades, que cada vez se densifican más, donde cada centímetro es de gran valor económico, y donde las viviendas se encasillan en uno, dos o tres dormitorios, hay que hacer entender nuevamente el valor del espacio, así como su versatilidad frente a los cambios y las necesidades futuras. El diseño se revela cada vez más necesario por su innovación y multifuncionalidad.

Ajustar los espacios a las necesidades, pudiendo formarlos en a base de pequeños movimientos de elementos muebles o paneles consiguiendo de esta manera una respuesta del espacio al uso.
Cómo plantear estos espacios:
En apartamentos donde el milímetro cuanta han de desarrollarse mobiliarios adaptados a medida y que respondan a las necesidades. Tabiques que puedan moverse y subdividir estancias según el momento y la necesidad, o incluso plegarse para poder emplear todo el espacio. Encontrar el sentido y la mayor eficiencia a cada rincón. Confort térmico y acústico que no supongan gasto energético, ventilación e iluminación.


Espacios exteriores como terrazas, balcones, zonas de exterior-interior, permitiendo la entrada de la luz del sol, tener una parte del cielo dentro de casa. Zonas verdes mediante jardines verticales o huertas aromáticas, nos hacen volar hacia zonas de pura naturaleza.

La experiencia adquirida durante todo este periodo de encierro ha de devolvernos la capacidad y la necesidad de la mejora del hogar, plantear los cambios y asumir un nuevo concepto de espacio doméstico para prepararlo hacia un futuro cambiante.
En las primeras reuniones que se solíamos tener con la propiedad se planteaba la construcción de ideales de viviendas basadas en modelos preconcebidos, propuestas cuyo valor estaba en el número de departamentos y con el “me dijo un amigo que …” Este tiempo de reflexión como periodo de pruebas al que nos ha sometido el confinamiento es un test, sirviendo como estudio de las propias necesidades reales de espacio y uso de cada uno, saquemos provecho al confinamiento y retomemos el rehacer nuestros hogares, personalizándolos y adecuándolos a futuras necesidades. Reconstruyamos nuestros hogares cual “casas a medida” bajo ese conocimiento empírico.
Es en este momento cuando el lenguaje del arquitecto vuelve a coger sentido en todos sus conceptos fuera de la especulación inmobiliaria. La luz, las texturas, el espacio, la versatilidad de usos, todos estos conceptos recuperan su sentido y significado para entendernos con los propietarios.

El momento ha vuelto y hemos de dar el paso para enriquecer las condiciones y reconvertir la vivienda en esa casa para el futuro que nos espera con un trabajo codo a codo entre la familia y su arquitecto. Preparar la vivienda para que realmente nos defina, nos aporte, nos cargue de energía y sea un hogar personalizado y sano, acorde a las necesidades del momento, bajo consumo energético para que se confortable y con capacidades tecnológicas.
Julio Cabrera Hernández
Confinamiento del 3 de abril de 2020